A la pregunta "¿quién soy?" no pueden contestar los padres, ni otra persona, aunque les encantaría allanar el camino de sus hijos.
La construcción de la identidad de una persona, adoptada o no, pasa por distintas etapas, que es necesario recorrer.
Si un hijo adoptado llega a la etapa de juventud, o a su edad adulta planteando aún la pregunta ¿quién soy? es porque no ha integrado aún estos pasos anteriores (bien porque su familia no lo ha propiciado, bien porque no ha podido acceder a las herramientas y el asesoramiento profesional necesario para hacerlo).
Fuente: La voz de los adoptados
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