lunes, 29 de enero de 2018

Las heridas también se curan....

Seguro que en alguna ocasión todos hemos puesto en fila las pequeñas figuras que emergen de una en una de las famosas muñecas rusas, las matrioskas. 


No hace mucho, contemplando mi hija y yo cómo iban saliendo una detrás de otra, se me ocurrió preguntarle...¿Te imaginas que tú pudieras hacer lo mismo, que pudieras sacar de tu interior a todas las pequeñas niñas que han ido creciendo dentro de ti?
 Se quedó pensando un momento y, con la mirada puesta en la más pequeña, la tomó entre sus manos, la acarició y me dijo: "Mamá ésta sería yo de bebé y creo que a una bebé hay que cuidarla mucho..." 

Y tenía razón, a una bebé hay que cuidarla mucho...pero nunca es tarde...

Sería estupendo poder ayudar a nuestros hijos/as a sacar a su bebé y a mirarla con cariño y a consolarla y a decirle que ya está a salvo... 


Y, poquito a poquito, enseñarles que las heridas se curan, aunque para ello tengamos que sacarlas y limpiarlas de vez en cuando, como a las muñecas matrioskas...

viernes, 26 de enero de 2018

Momento trascendente


Cansada de estar todo el día de un lado para otro, me encontraba echada en la cama estirando un poco las piernas y la espalda. Mi hija se acercó a mi, se acostó a mi lado y me dijo: “ mamá, lo que más me gusta es estar contigo, acostada a tu lado...

Se acurrucó a mi lado, colocó su cabeza cerca de mi pecho, como si quisiera escuchar los latidos de mi corazón, agarró una manta pequeña que había cerca y se tapó entera...

Así permaneció callada durante un buen rato, respirando pausadamente... era lo más parecido ala posición de un bebé dentro del útero materno...
Mi hija estaba viviendo esa experiencia yyo la acompañaba en silencio...
Me abrazaba, besaba y acariciaba mi cara con su cara, repitiéndome constantemente lo mucho que me quería...

La palabra “mamá” la pronunciaba una y otra vez, como si necesitara empaparse de ella...

Vivimos un momento mágico y trascendente, ella y yo.

Espero y deseo que momentos así se repitan con frecuencia. Serán momentos para consolidar el vínculo de apego, para fortalecer nuestra unión y para que mi hija siga confiando en que la adopción es para siempre...

miércoles, 3 de enero de 2018

La niña de ojos de almendra

 A la niña de ojos de almendra le gustaba correr, saltar, comer dulces y dormir la siesta.
Pero lo que más, más le gustaba era sentarse a mirar la luna, desde su ventana, antes de quedarse dormida. La niña de ojos de almendra crecía feliz. Sus cuidadoras la mimaban, como al resto de niñas, pero cada noche, al irse a dormir, la tristeza se colaba en su corazón, sentía que algo le faltaba. Por eso, al mirar la luna, le parecía ver en ella una inmensa sonrisa y una mirada cariñosa y protectora que la ayudaba a dormir.

Una mañana de primavera, su cuidadora la llevó a la sala de visitas. Allí, un hombre y una mujer, la esperaban nerviosos y entusiasmados. Se miraron fijamente, se sonrieron, se acercaron despacio y pasaron el resto del día juntos.

Al llegar la tarde, la niña de ojos de almendra, se despidió de sus amigas y de su habitación y de la ventana por donde cada noche veía a la luna...

Pero no se iba triste, había encontrado aquella sonrisa cariñosa y protectora, que le ayudaba a dormir cada noche, en las miradas emocionadas de sus recién estrenados PAPÁS.