Y... seguimos con:
Las primeras horas con nuestras hijas/os
No los bañéis el primer día, lavadlos con una toalla empapada en agua. Es normal que nuestras hijas/os tengan miedo a la bañera o a la ducha, probablemente nunca los hayan bañado.
Una buena idea es comprar un barreño y, con poca agua, meterlo en de la bañera y colocar al niño/a dentro. El peque se irá acostumbrando a estar en esa situación (dentro de la bañera) y poco a poco podréis ir retirando el barreño.
Tampoco es raro que no quieran comer, algunos sí y otros no, depende de su nivel de estrés es mayor o menor. Si les presentamos variedad de alimentos, sobretodo los que son propios de su lugar de origen, en unos días, estará el problema resuelto...
Recuerdo que mi hija no consentía comer nada, ni siquiera la sopa de arroz que, en teoría, gustaba a todas las niñas de su grupo, sólo tomaba una poquita de leche varias veces al día. El segundo día de estar con ella, nos fuimos a comer a un restaurante, nos pusieron un gran plato de patatas fritas encima de la mesa y cual no sería nuestra sorpresa al verla alargar la mano, desde la sillita, y comenzar a coger patatas y a comérselas desesperadamente. ¡Por fin habíamos encontrado algo que le gustaba...!
Se me ha olvidado contar algo que, en nuestro caso, fue bastante interesante o al menos curioso... Casi todas las niñas de nuestro grupo preferían estar en brazos de los padres y no de las madres. Al principio había opiniones para todos los gustos... unos pensaban que posiblemente era porque notaban la “fortaleza” del padre y por instinto de supervivencia se aferraban a él, otros creían que era un rechazo a las mujeres por un mal recuerdo hacia sus cuidadoras... la teoría más creíble, según yo pienso, es que en la mayoría de los casos somos las madres (mujeres) las que las cogemos en el momento de la entrega, las que las ”arrancamos” de su mundo conocido y no es raro que no quieran saber mucho de nosotras, por lo menos en los primeros momentos.
Recuerdo a una pareja de nuestro grupo que era tal el “aferramiento” que la niña tenía hacia el padre que la madre tenía que vestirlo y desvestirlo, incluso darle de comer porque la niña no consentía soltarse de sus brazos...
Y creo que es suficiente por hoy...
¡Seguimos en contacto!
“Mi nombre es María, tengo 18 años y soy hija adoptiva. Mis padres me adoptaron cuando yo tenía 1 añito y no recuerdo cuándo me lo dijeron, pero sí cómo lo hicieron, me contaron un Cuento...” Así comienza el relato de María, una joven adoptada con 1 año de edad y a cuyos padres, llegado el momento, se les platearon las mismas dudas que a cada uno de nosotros, padres adoptivos.
miércoles, 25 de abril de 2012
martes, 24 de abril de 2012
Adopción: "Sentido común y mucho cariño..." I
Adopción
"Sentido común y mucho, mucho cariño...”
No es mi intención dar consejos a nadie, sólo quiero dar a conocer algunas situaciones que, en la mayoría de los casos, son comunes a casi todas las familias que hemos vivido la adopción de un hijo/a, sobretodo adopción internacional.
Cuando pienso en cómo resolvimos, intentamos resolver, mi marido y yo algunos hechos que vivimos en el proceso de adaptación de nuestra hija, tengo muy claro que la mayoría de esas situaciones, ahora, las resolveríamos de otra manera. Y la fórmula a emplear sería muy sencilla... “sentido común y mucho, mucho cariño”
Sinceramente creo que las personas que nos dieron “ciertos consejos” lo hacían con las mejores intenciones, pero está claro que cada niño/a es un mundo y que las experiencias vividas por estos niños/as antes del momento de la adopción marcarán de forma significativa su forma de relacionarse con nosotros, sus padres adoptivos, en los primeros meses de convivencia.
Primeras horas con nuestra hija/o:
Es normal que os muráis de ganas de abrazarlas, besarlas, achucharlas... pero tened en cuenta que pueden asustarse, interpretarlo como una agresión. Por mucho que nosotros, sus padres adoptivos, hayamos “soñado” con ellas, con ese momento mágico del encuentro, la realidad se impone y la realidad es que SOMOS UNOS EXTRAÑOS para ellas/os, en muchos de los casos con una fisonomía diferente, con un idioma diferente e incluso con un olor diferente al que ellas están acostumbradas. Recuerdo que a mi hija María le llamaban mucho la atención mis gafas y la nariz y orejas de mi marido.
No os preocupéis si al principio, durante las primeras horas, la niña/o se muestra poco activa o incluso adormecida. No es raro que si han tenido que viajar durante horas desde su orfanato, las cuidadoras les den alguna sustancia (natural) que les ayude a dormir durante el viaje. Lo normal es que ese “atontamiento” se les pase en unas horas. Recuerdo que durante el primer día de estar con nuestra hija, pensábamos que aunque nos habían dicho que la niña andaba, no era así, pero bastaron unas horas de sueño para que María se mostrara como “el torbellino” que era...
No hagáis caso a quienes os aconsejen que coloquéis una toalla entre la cuna de la niña/o y vuestra cama, en teoría para que no se acostumbre a dormir con vosotros al lado. La niña/o necesita ir acostumbrándose a nuestra presencia, a sentir que estamos cerca... y difícilmente lo hará si colocamos una barrera entre ella y nosotros.
Mi hija estaba acostumbrada a dormir agarrada a la oreja de otra persona (estuvo en una familia de acogida). Durante los primeros días fue imposible dormirla de otra manera, con el tiempo se fue acostumbrando a dormirse agarrada a su propia oreja o a la oreja de un muñeco...
Hay muchas más cosas que me gustaría seguir compartiendo con vosotros, pero lo dejamos para más adelante...
¡Seguimos en contacto...!
domingo, 15 de abril de 2012
Cuentos para crecer
Quiero compartir con vosotros un libro de cuentos que acabo de publicar en la editorial Bubok, se titula CUENTOS PARA CRECER.
Los cuentos no están relacionados directamente con el mundo de la adopción, pero nos pueden ayudar a "resolver" los pequeños problemas que se nos presentan en el día a día con nuestros hijos/as. Espero que os gusten.
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