martes, 1 de diciembre de 2015

“Hoy te observo...”


Hoy te observo junto a la ventana, tus ojos miran queriendo llegar lo más lejos posible, como si por arte de magia pudieras hacer desaparecer los mares, las montañas, la distancia, el tiempo...
Creo adivinar en ti la duda de no saber cómo fue, qué ocurrió, por qué a ti...
La rebeldía, la tristeza, la contrariedad, propias de tu edad, se hacen gigantes cuando la sombra de la palabra “abandono” martillea en tu mente...

¡Ojalá hubiera sucedido de otra forma...! O quizás no...!
¡Ojalá pudiera evitarte ese sufrimiento...! O quizás no..!
¡Ojalá, ojalá, ojalá...!

Pero esta es nuestra historia, la más bonita del mundo para nosotros y de la que no cambiaría ni un punto, ni una coma... porque en ella estás tú...

Te secas la lágrima que corre por tu mejilla, sonríes al saber que te observo, todo el amor del mundo se refleja en tu mirada y pronuncias las palabras más dulces, más entrañables, más tiernas que una madre puede escuchar... “TE QUIERO MUCHO MAMÁ” Y el alma se me derrite y sólo alcanzo a contestar... “Y yo a ti, mi princesa...”

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