Mis héroes y heroínas no van vestidos con trajes luminosos, ni con capas que vuelan, ni tienen poderes mágicos, ni puños poderosos...
Mis héroes y heroínas son niños y niñas de verdad, supervivientes de situaciones difíciles, que han aprendido desde muy pequeños que el llanto no se calma con un abrazo, que no hay unos ojos a los que mirar cuando te alimentan, que el frío no se pasa con el calor del pecho de una madre, que en medio del miedo no hay una mano que te tome y apriete la tuya, ni una caricia en medio del dolor...
Mis héroes y heroínas han aprendido a seguir adelante en medio de la adversidad... Y se con vierten en príncipes y princesas, de patitos feos en cisnes hermosos. Sólo hay que saber descubrirlos, acompañarlos en su “escalada” por la vida, asegurarles que nuestro amor es para siempre y, llegado el momento, dejarlos volar...
Nos sorprenderán si sabemos ver más allá de lo cotidiano, más allá de sus dudas y de sus miedos, más allá de sus éxitos y de sus fracasos, pero viviendo con intensidad lo que la vida un día les negó y ahora les devuelve en forma de amor incondicional, de paciencia infinita, de comprensión y tolerancia...
Nuestros héroes y heroínas, nuestros hijos e hijas, los que nos han enseñado que se puede ser pequeño y al mismo tiempo fuerte, los que han convertido nuestras vidas en un día a día de superación y entrega y a los que, por mucho que pase el tiempo, llevaremos siempre en el CORAZÓN, porque de allí NACIERON...
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