Hay
en mí una mezcla de sentimientos que hoy me llevan a reflexionar
sobre nuestra relación madre-hija.
Me
llevas al límite, me provocas constantemente con tus desaires y
malas contestaciones, pones a prueba mi paciencia… Y todo porque te
sientes insegura, vulnerable, débil…
El
sentimiento de abandono da vueltas en tu cabeza, centrifuga tus
pensamientos, te arrastra a un pozo de miedos, monstruos y sombras
que no te dejan vivir, no te dejan ser tú. Con tus debilidades y
virtudes, con tus miedos y frustraciones, pero sin rabia, sin
inseguridad, sin falta de autoestima...
Porque
te queremos y te querremos siempre, porque para nosotros, tus padres,
no hay límites ni condiciones a la hora de quererte y darte toda la
seguridad que necesitas, porque eres un ser valioso, eres única y el
mejor regalo que nos ha dado la vida.
Pero
no te lo crees... no te crees que te queremos tal y como eres, que la
adopción es para siempre y que buscaremos todos los recursos
necesarios que te enseñen a quererte a ti misma.
Cuando
aparezca la rabia, tendré paciencia.
Cuando
aparezca el desaire, te miraré a los ojos sin reproches.
Cuando
luches contra tus miedos, te ayudaré a superarlos.
Cuando
busques respuestas, me sentaré a tu lado, sin "sermones".
Cuando
quieras que te abrace, como cuando eras pequeña, no dudes en
buscarme, porque te estaremos esperando SIEMPRE.
Te
quiero mucho, princesa.